Poder y democracia: V de vendetta

La película de V de Vendetta está basada en la novela gráfica de Alan Moore y David Lloyd; creada en los años 80, la historia se ambienta en un futuro no tan distante, fines de los años 90, en el que la fisionomía de la ciudad no ha cambiado mucho (no vemos autos voladores), pero sí lo ha hecho el panorama político.

Un gobierno totalitario, un héroe enmascarado y una continuadora del legado. Estos últimos, a pesar de todos los pronósticos adversos, y de la mano de hierro que pesa sobre ellos, finalmente logran movilizar a las masas de ciudadanos descontentos para provocar un cambio.

A pesar de que en la adaptación cinematográfica han habido críticas en cuanto a la omisión de una postura política marcadamente anarquista en el personaje de V, tal vez él sea uno de los héroes más carismáticos del cine norteamericano del último tiempo, con su porte de caballero, su gusto por la música y su intrincada psicología e inteligencia. Lo admiramos a veces, y otras lo odiamos, por torturar a la bella Evey (Natalie Portman). Ella y el proceso al que es sometida simboliza tal vez, de manera mucho más gráfica, descarnada y violenta, el cambio de mentalidad que sucede a nivel social, cuando V realiza el llamado a la emancipación  de los ciudadanos de Londres (y, tal vez, del mundo).

 

Como parte de un legado histórico, el propósito de V y el cierre de la película concreta un anhelo anarquista que ya se había expresado en 1605, cuando Guy Fawkes había intentado volar el edificio del Parlamento inglés para acabar con la persecución religiosa. En conmemoración a ese acto, en la cinta se planea el golpe para el 5 de noviembre, fecha en que el personaje histórico confesó su propósito.

El argumento de la película se desarrolla, según la historia original, después de una guerra nuclear, pero en vez de devastación vemos una Londres físicamente similar al presente. Sin embargo, el contexto político del filme imprime ciertas características a la vida cotidiana: es una ciudad en la que se teme persecución, en la que se debe hablar bajo, una ciudad vigilada. Y por lo mismo, si existe la vigilancia también existe la clandestinidad, los lugares secretos, escondidos y clausurados, las mazmorras de la vida civil, en la que los disidentes pueden ejercer el libre pensamiento ocultos.

 

Los lugares públicos llevan el peso de la regulación oficial, y cuando vemos sitios abiertos y de reunión están siempre cercados por las fuerzas del orden, que procuran la seguridad del régimen. Es recién en la secuencia triunfal de la película, cuando la disidencia incipiente logra finalmente volar el edificio representativo del poder opresor, el Palacio de Westminster, y además la voluntad ciudadana se expresa, a través de la reunión en un horario vedado, cuando la figura de poder cae y cede.

En este sentido, en la realidad urbana se expresan ese momento dos cambios. Se derriba materialmente el símbolo del poder, pero antes de eso ya existe un impulso de desobedecer a la autoridad, que opera en la mentalidad de las personas, de los ocupantes de ese espacio público, que tal vez es tanto o más importante como la concreción del atentado explosivo contra el edificio del Parlamento.

 

V de Vendetta y El gran dictador

Discurso televisivo extraido de la película V de Vendetta y el cual he seleccionado entre otras muchas acotaciones para comentarlo:

»¡Buenas tardes, Londres!
Permitid que, primero me disculpe por la interrupción…

Yo, como muchos de ustedes, aprecio la comodidad de la rutina diaria, la seguridad de lo familiar, la tranquilidad de la monotonía… A mí, me gusta tanto como a vosotros, pero con el espíritu de conmemorar los importantes acontecimientos del pasado (normalmente asociados con la muerte de alguien o el fin de alguna terrible y sangrienta batalla y que se celebran con una fiesta nacional), he pensado que podrí­amos celebrar este 5 de noviembre (un día que, lamentablemente, ya nadie recuerda) tomándonos 5 minutos de nuestra ajetreada vida para sentarnos y charlar un poco.
Hay, claro está, personas que no quieren que hablemos sospecho que, en este momento estarán dando órdenes por teléfono y que hombres armados ya vienen en camino…

¿Por qué? Porque mientras puedan utilizarán la fuerza… ¿Para qué el diálogo?, sin embargo, las palabras siempre conservarán su poder. Las palabras hacen posible que algo tome significado y, si se escuchan enuncian la verdad… y la verdad es que en este país algo va muy mal, ¿no?. Crueldad e injusticia, intolerancia y opresión…
Antes tenías libertad para objetar, para pensar y decir lo que pensabas, ahora, tienes censores y sistemas de vigilancia que nos coartan para que nos conformemos y nos convirtamos en sumisos.
¿Cómo esto ha podido ocurrir? ¿Quién es el culpable?, bueno, ciertamente, unos son más responsables que otros y tendrán que rendir cuentas pero, la verdad sea dicha si estás buscando un culpable, sólo tienen que mirarse al espejo.
¿Por qué lo hiciste?… porque tenías miedo ¿Y quién no?… guerras, terror, enfermedades, había una plaga de problemas que conspiraron para corromper vuestros sentidos y sorberos el sentido común… el temor pudo con vosotros y, presas del pánico, acudisteis al actual líder, quien os prometió orden, os prometió paz y todo cuanto os pidió a cambio fue vuestra silenciosa y obediente sumisión.»

http://youtu.be/llbPRWzu308

 

 

 

FILOSOFÍA II – La ética kantiana y «V de Vendetta» (2005)

 

«Hay dos cosas que llenan mi mente de creciente y renovada admiración y respeto, los cielos estrellados sobre mi cabeza y la ley moral en mi interior».

KANT, Crítica de la razón práctica.

La teoría ética de Kant es una ética autónoma, y para que una ética sea autónoma, Kant considera que tiene

 

que cumplir los tres criterios:

  1. AUTOBLIGACIÓN: Que uno mismo se impone las normas.
  2. INCONDICIONALIDAD: Que son válidas por su propio valor, no para conseguir nada a cambio.
  3. UNIVERSALIDAD: Que son válidas para todos los seres humanos.

Kant considera que todas las éticas anteriores eran eudemonistas porque no eran incondicionales, todas estas éticas tenían un fin distinto a la propia actuación correcta.
Lo que hace Kant es sintetizar estas tres características en una formulación que llama imperativo categórico,
«imperativo» porque será una norma, y «categórico» porque es incondicional, contrario a hipotético. Ejemplo:

Si estudio, apruebo el examen.

Si haces A, consigues B.

Lo que propone Kant es un imperativo categórico, no hipotético, en el que no hay condiciones.

Debo hacer A. 

 

  • FORMULACIÓN DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO:
  1. «Actúa de tal manera que la máxima de tu conducta pueda valer siempe como ley universal» (destaca la autobligación).
  2. «Procede de modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en lla de cualquier otro, siempre como un fin en sí mismo, y nunca como un medio» (destaca la incodicionalidad y la universalidad).

En los dos destacan las tres cosas, pero en una resalta un aspecto y en otra otro. La ética de Kant se considera una ética formal, esto significa que no da normas concretas, sino criterios generales, las otras éticas son éticas materiales.

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En un futuro no muy lejano, Gran Bretaña es un país totalitario. Tras el toque de queda nocturno, una joven, Evey (Natalie Portman), es rescatada en plena calle por un misterioso enmascarado sólo conocido como V (Hugo Weaving). V pasaba por allí porque esa noche es una fecha muy especial… y a partir de ese momento, la aparición de esta figura carismática revolucionará la situación contra el gobierno fascista dirigido por mano de hierro por «el líder» (John Hurt).

  • TÍTULO ORIGINAL: V For Vendetta.
  • AÑO: 2005.
  • DURACIÓN: 132 min.
  • PAÍS: [Estados Unidos]
  • DIRECTOR: James McTeigue
  • GUIÓN: Andy Wachowski & Larry Wachowski (Cómic: Alan Moore)
  • MÚSICA: Dario Marianelli
  • REPARTO: Natalie Portman, Hugo Weaving, Stephen Rea, John Hurt, Stephen Fry, Rupert Graves, Tim Pigott-Smith, Roger Allam, Ben Miles, Sinead Cusack, Natasha Wightman, Eddie Marsan, Billie Cook

 

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